Antes de la palabra escrita...mis sueños primigenios eran otros.
Bajo mi cama infantil dormía la química.
No sabía de donde me nació, amaba mezclar sólidos con líquidos, aromas y colores.
Tenía un cajoncito de frutillas con frasquitos en los que guardaba mis extrañas mezclas: polvo de ladrillo con agua, aspirina y lavandina, perfume y aspirina.
Creo entender que me maravillaba el misterioso mundo imaginado entre olores de asepcia y grandes frascos color caramelo, etiquetados a mano, en la farmacia de la familia Rosito, allá en La Plata.
Igual que mis ancestros, los imaginaba magos, al menos dueños de " la magia que cura ".
Muchos años después mis hijos, técnicos químicos, cumplieron mi sueño, sin saberlo.
Mi primer sueño: mezclar sustancias que, juntas, sirvieran para algo.
Hoy conocí el proceso de la creación del detergente.
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