viernes, 29 de abril de 2011

Eureka!

Antes de la palabra escrita...mis sueños primigenios eran otros.
Bajo mi cama infantil dormía la química.
No sabía de donde me nació, amaba mezclar sólidos con líquidos, aromas y colores.
Tenía un cajoncito de frutillas con frasquitos en los que guardaba mis extrañas mezclas: polvo de ladrillo con agua, aspirina y lavandina, perfume y aspirina.
Creo entender que me maravillaba el misterioso mundo imaginado entre olores de asepcia y grandes frascos color caramelo, etiquetados a mano, en la farmacia de la familia Rosito, allá en La Plata.
Igual que mis ancestros, los imaginaba magos, al menos dueños de " la magia que cura ".
Muchos años después mis hijos, técnicos químicos, cumplieron mi sueño, sin saberlo.
Mi primer sueño: mezclar sustancias que, juntas, sirvieran para algo.
Hoy conocí el proceso de la creación del detergente.

martes, 19 de abril de 2011

Mi matinada

Mientras la canço preciosa me sigue acompañando...Recuerdo como nos enteramos los hilos delicados que armaron la urdimbre que me permitió descubrir que mis hijos escriben.
Como todos los que pasaron por la escuela, claro...y descubrieron que las palabras son delicados puentes hacia el otro. Que importa como y hasta donde llegan .
Erase una vez una niña que tenía tan poco... cuadernos y lapiceras. Poetas nuevos esperando en la biblioteca, que visitaba para imaginarse en un parque, escuchando aves de otros países, conocer juglares que cantaban en otras lenguas.
Erase una adolescente que fue feliz escribiendo. El mundo se poblaba de letras de canciones, de poemas franceses, catalanes, italianos...
Los curiosos tenemos un mundo desconocido para los apurados. Nuestro tiempo es otro.
Y es bueno reconocer en los propios " la propia voz, profundamente repetida " ( F. L. Bernárdez ) Es sencillamente bueno, tal como oír una sinfonía en la playa o ver la última pincelada de un armónico cuadro.