viernes, 19 de febrero de 2010

Luz

No ser una mujer oscura. Es un mandato de paz y luz. Cuando hay rencor, viene la oscuridad al pensamiento. Me alejo de la gente rencorosa y mustia. No quiero parecerme. Me auxilio con música, colores, risas, todo sirve! Que rompa en mi la luz como las olas,  una sinfonía. Hasta en los rincones de mi alma entrará luz. Suenan guitarras lejanas...Crepita el fuego viejo como el mundo, que se siente de estreno, sabiendo que elegimos con dedicación cada leño. En mi alma siempre guardo una fiesta que acompañe cuando se acerca la tristeza. Defender la alegría, decía el poeta y por ahí va mi búsqueda.

jueves, 18 de febrero de 2010

Mis manos ( escuchar a Peteco Carabajal, " las manos de mi madre")

Soy María la de ahora y todas las que me anteceden y rodean. En mi cocina pinto mandalas o los bordo... Cocino cantando dentro mío, me musicalizo el ámbito, domestico mi alma y cocino. No me gusta cocinar. Me gusta tejer, escribir... Soy María y tantas en mí! Discuto, razono, pienso y canto mientras programo la comida. Mi cocina grande y luminosa es donde recibo ( escenario, escritorio, biblioteca...) A veces tejo y otras bordo, por lo que es habitual encontrarse con cestos de mimbre con hilos o lanas de colores entreverados con los de frutas y verduras en armoniosa melange... Al menos para mí, claro. Soy María que elige cantar mientras cocina y cultiva aromáticas, calabazas y palabras con las mismas manos que borda, amasa el pan o hace tartas de manzana.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Mi alma

Cincelas en mí un alma sin cortes, huecos, ni suturas... Un alma sana. La rutina ni me roza. Nada es viejo. Me serena tu calma, logrando que toda la locura quede fuera. El mundo es como es, los hijos son como son y te vuelvo a elegir. Aquí te amo decía Neruda y es aquí donde me encuentro que susurro a la casa silenciosa, al cuaderno abierto y con tantas palabras: lo mismo. Los escritores, en particular los poetas, cuentan la belleza y el horror con envidiable capacidad de síntesis. Parece simple lo que digo y es toda una construcción. Mientras la generación que sigue a la nuestra no entiende de largos compromisos, convertimos los sueños compartidos en realidad. Dios me dijo que existías y cuando te miré pude reconocerte. La máquina perfecta de mi corazón bombeaba apresurada, dandote la bienvenida a mi vida.